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viernes, 26 de noviembre de 2010

MAXIMAS Y MINIMAS (SEPTIMA ENTREGA)


Los “derechos” de los animales:
Hace pocos días, nuestra “honorable” Asamblea Nacional  aprobó una Ley de Protección a los Animales. La democracia llevada al extremo otorgando derechos a los animales es el resultado normal del proceso de degradación humana que desciende a niveles insospechados enajenando parte de su soberanía (su “cruel” soberanía) sobre especies dominadas, controladas, domesticadas y sacrificadas para que seamos lo que somos (la especie dominante en el planeta). Ya los “pañuelazos” se promueven no solo para las relaciones  entre los humanos, sino también para las relaciones entre humanos y animales  (por el bien de los animales esperamos que no degeneren al nivel de sus “benefactores”). Por lo demás, con la lógica de estos cómicos legisladores, el próximo paso será otorgarles a los animales domésticos el derecho al sufragio, a elegir y ser electos en cargos de representación popular y animal.


El problema del Rio San Juan y la “voracidad” tica.
La supuesta “voracidad” tica está sustentada en la debilidad nicaraguense  que se manifiesta en la escasa, por no decir nula, presencia social y económica de nuestro clases poseedoras y dominantes  en partes importantes de nuestro territorio. En este problema del Río San Juan mientras los ticos tienen millonarios proyectos económicos y sociales en juego, nosotros apenas presentamos como contrapartida la defensa del "honor patrio". El problema de la voracidad tica no es más que el problema de la ineptitud de los gobiernos nicaragüenses de las últimas décadas.

Los partidos políticos y las elecciones.
Las elecciones en Nicaragua son una especie de mercado persa. Varias empresas, la gran mayoría de ellas familiares, denominadas partidos políticos salen a la palestra para sostener o ampliar sus posiciones. Generalmente se ofertan dos o tres grandes productos (candidaturas) que se sustentan en el tramado organizativo y mediático de las principales empresas (FSLN, PLC y a veces una tercera fuerza). Las empresas pequeñas  calculan cual de los productos (candidaturas) tendrá mayor demanda e implementan medidas, oscuras y dudosas alianzas, para apropiarse parte de ella y salir bien librados (número de diputados, e ingresos por comisiones o trabajos de propaganda) al concluir la contienda. Ya establecidos como "representantes populares" estos mercaderes continúan comerciando cuotas de poder mientras el país avanza “sin rumbo fijo y con el futuro incierto”.